#Unaalmes noviembre. El secreto de Mariano

Aviso a perchadores. Cualquier parecido de este relato con la realidad es casual. #Unaalmes de noviembre nunca ocurrió, nunca se celebró….sólo quedará en nuestros recuerdos. Benvinguts. Así, escrito con trencadís.

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Benvinguts a #unaalmes

 

Los personajes de una comida de domingo, en una barraca escondida en un lugar privilegiado de la Albufera, han decidido guardar silencio. Preservar lo ocurrido para que vuelva a ocurrir. Curiosa paradoja que envuelve un viaje a las raíces, a lo de verdad. A un lugar en el que los tomates no saben a tomate porque nunca dejaron de saber. A un embarcadero en el que las anguilas maresas crujen, mientras las pasturencas prestan su último coleteo a un guiso de all i pebre subido de picante. A cada una lo suyo.

 

Anguilas #unaalmes
Anguilas #unaalmes

 

Las raíces sobrevuelan también sobre una mesa donde las cebollas pasaron del huerto al plato, sin remilgos ni florituras. Donde la focha del arroz en fesols i naps es moneda de trueque a precio de doblón con otras barracas vecinas. Donde el bacalao del esgarraet se desmiga y deshilacha en familia, a mano. Mel, que diría un valenciano de pro. Producto, que diría un cocinero.

 

La focha y pandilla #unaalmes
La focha y pandilla #unaalmes

 

El arroz #unaalmes
El arroz #unaalmes

 

Por su mantel han pasado ilustres invitados, pero casi ninguno lo revela. Lógico, todos quieren mantener su halo misterioso, alejado de miradas indiscretas. Si las paredes de esa barraca hablaran…

Y en todo ese racimo costumbrista, con el sol cayendo sobre una buena sobremesa en el lago, con el rebuzno de un burro y el graznido de los patos como banda sonora de la tertulia, y una gossa ratera subida de líbido, (o muriendo de amor como dicen ahora los cursis), la mesa se convierte al marianismo. La religión sin más Dios que el hombre orquesta. El valenciano, el cocinero, el cazador, el pescador, el conversador, poco amigo de los invertebrados. El capo. Señas de identidad de verdad, de las que defienden lo de aquí, contando con lo de aquí. Con interés en lo de allí, pero para mejorar lo de aquí. Nuestro Hanibal Lecter particular. Una verdadera aparición mariana con la que todos comulgamos. “Llevo veintitantos años intentando hacer paella mejor que mi madre y aún no lo he conseguido”, dice sin despeinarse, “pero me salen de categoría”.

Y ya sin sol, nos comemos el domingo y nos bebemos un machaquito, embriagados por el personaje. Casi sin darnos cuenta, se nos ha pasado el mes sin haber interrogado a nuestro primer convidat (Jordi Ferrer), que se ha ganado por méritos una silla en la terna. Suya será siempre la culpa de que todos los que nos sentamos a esa mesa seamos felices preservando un secreto. Escuchando al convidat del convidat. Gracias Jordi. Gracias por dejarnos formar parte de tu mundo. De su mundo. La exprimidora, poco pródiga a las lisonjas, sólo puede poner voz a nuestro nuevo grito de guerra: ¡Larga vida a Mariano!

 

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Equipo #unaalmes con Mariano

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